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Ponencia del cardenal Juan Sandoval acerca del discípulado-misionero en Aparecida

FORMACION DEL DISCIPULO MISIONERO
SEGUN "APARECIDA"

Ponencia del Cardenal Juan Sandoval Iñiguez

 

Con sencillez y en tono fraterno les propongo un tema que, aunque formulado en la V Asamblea del Episcopado Latinoamericano, realizada en el Santuario Nacional de Nuestra Señora de Aparecida en Brasil, en mayo de 2007, tiene sin embargo una aplicación válida para la pastoral de la Iglesia en cualquier panel del mundo.Cardenal-Juan-Sandoval

El tema del CELAM fue "La Formación de Discípulos Misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos en El tengan vida". Este tema es la explicitación de lo que se lee en San Marcos 3,14 acerca de los primeros discípulos deCristo: "Los Llamó paraque estuvieran con Él y para enviarlos".Además, lavida pública de Cristo se abre con una invitación "vengan" y se cierra con un mandato "vayan por todo el mundo".

 

Formar a los cristianos como discípulos y misioneros, es el núcleo central del documento. Discípulo es el que esta con su maestro, aprende de él, lo conoce, lo ama y lo imita. Así estuvieron por tres años con Jesús sus discípulos, lo acompañabana todas partes, escuchabansus enseñanzas, vieron sus milagros,creyeron en El y lo amaron. Misionero es el enviado a anunciar a Cristo, la "Buena Nueva de Salvación" y lo debe ser todo discípulo de Cristo que para eso recibe el Espíritu Santo, para ser testigo. No se puede ser verdadero discípulo sin ser misionero, ni se puede ser misionero si no arde en el corazón el amor del discípulo por su maestro.

 

El numero 278 enumera brevemente los cinco pasos o más bien los cinco aspectos de la formación del discípulo misionero, que luego los otros números dispersos por el documento van tocando y explicitando. Estos cinco pasos son:

  1. El Encuentro con Jesucristo vivo.
  2. La Conversión.
  3. El Discipulado.
  4. La Comunión.
  5. La Misión.
  6. Nosotros, los sacerdotes, hemos de preguntarnos si hemos tenido un verdadero encuentro con Cristo vivo; si nos hemos convertido y perseveramos en ese Camino de conversión que nunca termina; si crecemos en la vida cristiana mediante un conocimiento cada vez más profundo de la Palabra de Dios y la recepción frecuente y piadosa de los sacramentos; si vivimos la comunión con Dios y con nuestros obispos, sacerdotes y fieles; y finalmente si el amor a Cristo nos Llena de celo y nos impulsa al trabajo pastoral y a la misión o si por el contrario nos hemos instalado en la comodidad y en la mediocridad.
  7. Al estar el pastor frente a una comunidad cristiana, cualquiera que sea, debe saber de su situación real para predicarles lo que necesitan. Si no están convertidos, el kerigma para que conozcan a Cristo; si viven alejados de la Iglesia y de los sacramentos, convencerlos de la necesidad de crecer en la vida cristiana y santificarse; si es una comunidad que vive en comunión o está dividida, cosa muy frecuente, urgir la caridad de Cristo como mandato del Señor; por último, si no hay celo apostólico, si es comunidad que no coopera a la difusión del Evangelio, urgirle la obligación de ser testigos y de trabajar por la expansión del Reino de Dios, a fin de poder alcanzarlo.

En esta breve exposición me propongo describir cada uno de estos aspectos que ofrecen mucha luz sobre nuestra acción pastoral, tendiente a formar verdaderos cristianos que sean discípulos del Señor, que lo conozcan y lo amen para que sean misioneros que den testimonio y lo anuncien en toda circunstancia

 

1) Encuentro con Jesucristo vivo. (El Kerigma)

Este es el paso fundamental del creyente, haberse encontrado con Jesucristo vivo, como Juan y Andrés,como Pedro y Santiago, como Mateo, Bartolomé... o como Pablo en el camino de Damasco. En la predicación dela Iglesia Apostólica, el encuentro con el Señor y la consecuente conversión, se dio mediante el kerigma, es decir,elanuncio brevey gozoso de Cristomuerto y resucitado,causa de salvaciónpara todos losque creen en El. Este anuncio de la salvación puesto por escrito, recibió el nombre de Evangelio, o sea Buena Nueva.

El anuncio de la salvación en Cristo se da con gozo y alegría, por un testigo que ha encontrado en Cristoel sentido de la existencia, la luz y la paz interior. Anunciar a Cristo con cara triste y animo desesperanzado, es uncontrasentido que no ayuda a la conversión del oyente. La proclamación del kerigma es la obra primera y esencial de la evangelización y se refiere al contenido central de nuestra fe, es decir, la salvación en Cristo muerto y resucitado. El kerigma es el tono de gozo y entusiasmo que debe tener la evangelización en todas sus formas, ya sea homilía, catequesis, conferencias bíblicas o teológicas... es el anuncio que invita a la adhesión a Cristo y al cambio de vida mediante una profunda conversión. El anuncio del kerigma es el que da la posibilidad de una iniciación cristiana autentica y eficaz.

 

2. La Conversión.

Es el segundo aspecto del proceso de formación cristiana y se sigue como fruto del encuentro con Jesucristo vivo. Este encuentro, cuando es profundo implica un cambio de toda la vida y Ileva a aceptar a Jesucristo como Camino, Verdad y Vida (Jn. 4,6). Es una "metanoia", cambio de mentalidad y de escala de valores que Ileva al que se convierte a renunciar a sus propios criterios y a los del mundo, para seguir el ejemplo y las enseñanzas de Jesucristo. La verdadera transformación interior de la mente y del corazón requiere de la sensibilidad hacia el pecado: "Reconocer el pecado propio, es más reconocerse pecador, capaz de pecar es el principio indispensable para volverse a Dios" (R:P. 13).

En el Nuevo Testamento encontramos notables ejemplos de conversión, como el de Zaqueo el publicano, como el del mismo Mateo, Apóstol y Evangelista, el de la mujer pecadora que fue a casa del fariseo a Ilorar sus pecados a los pies de Jesús, el de Saulo perseguidor que se convirtió en Pablo, apasionado por Cristo y apóstol de las gentes.

En el Documento de Aparecida se habla también de la conversión pastoral en la línea de la teología del Vaticano II que define a la Iglesia como pueblo de Dios, cuerpo místico de Cristo, lugar de comunión, donde todosa partir del bautismo somos miembros vivos de este Cuerpo, hijos de Dios y responsables de la extensión del Reino.La conversión pastoral nos Ileva a la espiritualidad de comunión y participación y a la promoción de los laicos en su camino hacia la santidad y a ser responsables en su campo propio de apostolado que son las realidades temporales o sea los "areópagos" de este mundo, como dijera el Beato Juan Pablo II. Exige también la conversión pastoral saber discernir y escudriñar los tiempos y la actitud de dialogo.

 

3. El Discipulado.

"Los llamó para que estuvieran con El" (Mc. 3,14). El discípulo es el creyente que alimenta su vida de fe con la Palabra de Dios y los Sacramentos. Ser discípulo y estar a los pies del Maestro, comporta una constante yactiva participación en los Sacramentos, así como una catequesis permanente integral y sistemática. La Iglesia delos primeros siglos, a los que se convertían, les organizaba el catecumenado por varios anos, antes de darles lossacramentos de iniciación cristiana. Hoy damos los sacramentos de iniciación cristiana y por lo general omitimos el catecumenado, en parte por negligencia nuestra y en parte porque cuanto las personas reciben los sacramentos ya no se presentan. El resultado es cristianos débiles en su fe que poco conocen a Cristo y que nose han convertido de verdad al Señor, su mentalidad sigue siendo la del mundo. El discipulado es necesario para fortalecer la conversión inicial y ayudar a los convertidos a perseverar en el nuevo estilo de vida en Cristo, mientras que realizan su propia misión en medio del mundo que los rodea y los desafía.

Los sacramentos del crecimiento de la fe cristiana son principalmente la Eucaristía y la Reconciliación: aquel es el alimento que fortalece, el maná del peregrino que camina hacia la vida eterna; este es la fuente que limpia, perdona, sana y restablece la amistad con Cristo.

 

4) La Comunión.

"Que todos sean uno como tú y yo somos uno... para que el mundo crea" (Jn. 17,21).

La exigencia de la comunión radica en el misterio de la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo al que pertenecemos por el bautismo, Pueblo de Dios bajo el cayado de Cristo su pastor, y edificación espiritual, temploen el que Dios habita, formado por piedras vivas sobre Cristo la piedra angular y el cimiento de los Apóstoles (cf. Ef. 2,20; L.G.7).

La comunión es ante todo con nuestro Padre Dios por medio de Jesucristo en el Espíritu Santo. Es luegotambién comunión con los hombres nuestros hermanos, ya que Dios no ha querido salvarnos aisladamente, sino en un el pueblo de salvación, el nuevo Israel o pueblo de Dios.

La Eucaristía es esencialmente el sacramento de la comunión que nos hace vivir la vida de Dios: "Así como el Padre vive y yo vivo por el Padre, así el que me coma vivirá por mi" Jn. 6,57). La Eucaristía nos une también íntimamente con los hermanos "porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan" (I Cor. 10,13).

En este 4° aspecto de formación del cristiano, se trata de promover el seguimiento de Cristo en comunidad participando activamente en la vida de la Iglesia que es "casa y escuela de comunión" (N.M.I., 43). El modo de vivir de los primeros cristianos es el camino a seguir: "Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común" (Hech. 2,42). La vida de comunión exige al cristiano la caridad, el amor fraterno, la ayuda al necesitado, el dialogo, la colaboración y el perdón de las ofensas.

Lugares de comunión son: la parroquia, la familia, las comunidades religiosas, las pequeñas comunidades eclesiales, grupos de apostolado, movimientos laicales…

 

5) La Misión.

"Vayan, pues, y hagan discípulos a todos los pueblos" (Mt. 28,19).

El Señor Ilamó a los suyos para que estuvieran con Él y para enviarlos y les prometió y envió al Espíritu Santo a fin de que pudieran ser testigos, comenzando por Jerusalén y hasta los últimos confines de la tierra (cf Hechos 1, 7-8). No se puede ser verdadero discípulo de Cristo sin amarlo, estar entusiasmado con El y su mensaje y anunciarlo a los demás como el único Salvador. Siempre será necesaria la misión hacia dentro de la Iglesia, para que esta pueda brillar en el mundo como lo que es, una comunidad que broto de la Trinidad y es fermento de unidad y sacramento de salvación para toda la humanidad. Esta misión ad intra o trabajo pastoral fomenta la comunión, coopera en las obras de la Iglesia y va en busca de aquellos cristianos que han abandonado su fe o la práctica de la misma.

La misión ad extra es tarea de toda la Iglesia y se dirige al mundo no cristiano, ya que la voluntad de Dios es que "todos los hombres se salven y Ileguen al conocimiento de la verdad" (I Tim. 2,4). No se puede ser verdadero cristiano, es decir discípulo de Cristo, si no se es misionero, si la preocupación por dar a conocer a Cristo y por la suerte del Reino de Dios no se encuentra en la mente y en el corazón y no se traduce en oración, promoción de vocaciones misioneras, ayuda material a la misión y apertura a la propia vocación misionera, ya sea como sacerdote, religioso o laico agregado.

El anuncio de Jesucristo, de su nombre, de su doctrina, de su vida, de sus promesas, lo hace el discípulo a medida que va conociendo y amando al Señor y experimenta el impulso de participar a otros lo que ha transformado su propia vida. Es importante hacer notar que no se debe entender que la misión sea una etapa que vendrá al final y después de un largo proceso de formación, sino que se va realizando de diversas maneras y de acuerdo a la vocación de cada uno y al nivel de maduración humana y cristiana en que se encuentra. La misión es constitutiva del ser de la Iglesia, Ilamada por el Señor a evangelizar a todos los pueblos, ya que "su razón de ser es actuar como fermento y como alma de la sociedad que debe renovarse en Cristo y formarse en familia de Dios" (G.Sp.40).

 

A manera de Conclusión.

Los cinco aspectos de la formación del cristiano como discípulo misionero que enumera Aparecida, pueden dar pie a un examen tanto personal como de nuestras comunidades en relación a Cristo.

 

  1. Nosotros, los sacerdotes(laicos, religiosos, obispos), hemos de preguntarnos si hemos tenido un verdadero encuentro con Cristo vivo; si nos hemos convertido y perseveramos en ese Camino de conversión que nunca termina; si crecemos en la vida cristiana mediante un conocimiento cada vez más profundo de la Palabra de Dios y la recepción frecuente y piadosa de los sacramentos; si vivimos la comunión con Dios y con nuestros obispos, sacerdotes y fieles; y finalmente si el amor a Cristo nos Llena de celo y nos impulsa al trabajo pastoral y a la misión o si por el contrario nos hemos instalado en la comodidad y en la mediocridad.
  2. Al estar el pastor frente a una comunidad cristiana, cualquiera que sea, debe saber de su situación real para predicarles lo que necesitan. Si no están convertidos, el kerigma para que conozcan a Cristo; si viven alejados de la Iglesia y de los sacramentos, convencerlos de la necesidad de crecer en la vida cristiana y santificarse; si es una comunidad que vive en comunión o está dividida, cosa muy frecuente, urgir la caridad de Cristo como mandato del Señor; por último, si no hay celo apostólico, si es comunidad que no coopera a la difusión del Evangelio, urgirle la obligación de ser testigos y de trabajar por la expansión del Reino de Dios, a fin de poder alcanzarlo.

3) Finalmente, es importante recordar que todo anuncio del Evangelio en cualquier tiempo y en cualquiera de sus formas y toda acción pastoral, deben ser acompañados de un tono Kerigmático, de un sabor alegre y festivo, porque se anuncia la Buena Nueva de la Salvación en Cristo.

Loouisville, Kentucky, E.U.A., Octubre 9 de 2012

+ JUAN CARD. SANDOVAL INIGUEZ, Arzobispo Emérito de Guadalajara.

***El agregado entre parentesis es nuestro.